BUENOS AIRES, 20 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Los peritos de la Policía argentina no han encontrado restos de pólvora en las manos del fiscal Alberto Nisman, encargado de la investigación por el atentado contra la AMIA y que apareció muerto en su apartamento el lunes tras acusar la semana pasada a la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, de impedir encontrar a los responsables del mismo.

   Según ha indicado este martes la fiscal encargada de la muerte de Nisman, Viviana Fein, el barrido electrónico realizado sobre las manos del fallecido "dio negativo", es decir, no se detectaron vestigios de pólvora.

   "Hemos recibido el resultado del barrido electrónico de la búsqueda de residuos de las manos de Nisman. Lamentablemente dio negativo", ha explicado en declaraciones a radio Mitre. "Pero no es un resultado inesperado", ha añadido, ya que "el calibre pequeño del arma, calibre 22, no permite que el barrido electrónico dé un resultado positivo, es un tema técnico".

   Así las cosas, ha incidido en que la pericia "no descarta que él se haya disparado" y, en ese sentido ha defendido que la autopsia "lo ha confirmado de manera categórica". "Eran muy pocas las partículas de residuos que se levantaron en el lugar. Además al ser un calibre 22 y no un arma de guerra, usualmente esto provoca que el barrido electrónico no arroje resultados positivos", ha insistido.

   Fein ha precisado que a lo largo de hoy recibirá los resultados de la Policía Federal sobre el material secuestrado en el apartamento de Nisman.

   Nisman fue hallado en el interior de su apartamento, cerrado por dentro y con la llave puesta, por su madre en la madrugada del lunes. El fiscal presentaba una herida de bala en la sien y había un arma de calibre 22 a su lado. Según el primer resultado de la autopsia, se trató de un suicidio.

   El miércoles de la semana pasada, Nisman había acusado a la presidenta Cristina Kirchner y al ministro de Exteriores, Héctor Timerman, por el supuesto encubrimiento del papel de Irán en el atentado contra la AMIA en 1994, en el que murieron 85 personas. Su muerte se produjo horas antes de que testificara en el Congreso para dar pruebas que sustentaran su acusación.

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