BRASILIA, 21 Abr. (Reuters/EP) -
El expresidente ejecutivo de la petrolera estatal brasileña, Petrobras, ha afirmado este domingo que la presidenta del país, Dilma Rousseff, ha de asumir la responsabilidad que le corresponde por la controvertida compra de una refinería en el estado estadounidense de Texas por parte de la compañía.
Rousseff presidía el directorio de Petrobras en 2006, cuando se aprobó la compra de Pasadena Refining System Inc, cerca de la localidad de Houston. El elevado costo y las pérdidas en las que incurrió posteriormente la refinería han puesto a Petrobras en el centro de un creciente escándalo político que comenzó con acusaciones de soborno y fue agravado con el arresto de un exdirector por su relación con un caso de blanqueo de dinero.
Las repercusiones podrían complicar la campaña por la reelección en octubre de Rousseff, quien ha dicho que no fue informada sobre dos cláusulas en el contrato con la refinería que convirtieron a la compra en un costoso acuerdo para Petrobras.
El presidente ejecutivo de la estatal en aquel momento, José Sergio Gabrielli, ha dicho en declaraciones al diario 'Estado de S. Paolo' que tanto él como Rousseff son responsables de la compra y de sus efectos negativos.
"Yo era presidente de la compañía. No puedo escapar de mi responsabilidad, y, de igual forma, la presidenta Rousseff no puede escapar de su responsabilidad como presidenta del directorio", ha afirmado.
Gabrielli se ha hecho eco así de las declaraciones realizadas por su sucesora al frente de Petrobras, Maria das Graças Foster, quien dijo el martes en una audiencia del Senado que la compra fue un buen acuerdo en su momento, pero que la crisis económica mundial lo convirtió en una pérdida de dinero.
"Yo aún creo que fue un buen acuerdo en el 2006, un mal acuerdo para las condiciones del mercado entre 2008 y 2011, y se convirtió nuevamente en un buen negocio entre 2013 y 2014", apuntó Gabrielli, refiriéndose a la operación de la refinería que reportó su primera ganancia para Petrobras en enero y febrero de este año.
Petrobras compró un 50 por ciento de la refinería de 100.000 barriles por día (bpd) por 360 millones en el 2006 a la belga Astra Oil con la esperanza de maximizar las ganancias del petróleo pesado brasileño que se enviaba a Estados Unidos.
Gabrielli manifestó que el directorio de Petrobras habría seguido adelante con el acuerdo de compra incluso si se les hubiese informado sobre las dos cláusulas que Rousseff dice desconocer.
La primera es una cláusula Marlin, que compensa a Astra por posibles pérdidas, y la segunda es una opción de compra que en el 2012 obligó a Petrobras a comprar el restante 50 por ciento como parte de un acuerdo legal por 820,5 millones de dólares.