MADRID 1 Jul. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, ha minimizado la importancia de la toma de la capital de Tigray, Mekelle, por parte del Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) y ha destacado que la decisión de replegarse y declarar un alto el fuego unilateral busca proteger al país de "amenazas externas".
"Hemos completado la retirada de armamento y otras propiedades militares de la región tras la reciente operación. Ahora estamos en buena posición para prepararnos para proteger la soberanía de la nación de cualquier amenaza externa", ha sostenido Abiy.
El TPLF aseguró el lunes haber tomado Mekelle, tras lo que las autoridades etíopes anunciaron la entrada en vigor de un alto el fuego unilateral, después de varios días de informaciones sobre avances de las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF), integradas por milicianos del TPLF en el contexto de la guerra, en la región.
Abiy ha argüido que el principal objetivo de la ofensiva lanzada en noviembre de 2020 en la región era "neutralizar" a la "junta" del TPLF, recuperar armamento y "liberar" al Ejército del TPLF, que días antes había lanzado un ataque contra la principal base militar en Mekelle.
En este sentido, ha reconocido que la ofensiva estuvo más coordinada en su primera fase y que una vez se anunció el fin de las operaciones ofensivas, el Ejército hizo frente a una guerra de guerrillas por parte de elementos vinculados al TPLF, según ha informado la cadena de televisión etíope Fana.
El primer ministro ha denunciado que el Ejército fue "apuñalado por la espalda" por "insurgentes que parecían civiles con Kalashnikovs y machetes" y que "los insurgentes abrían fuego tras pedir ayuda después de hacerse pasar por civiles", al tiempo que ha acusado a "civiles armados" de la muerte de numerosos militares.
Abiy ha explicado que la declaración de alto el fuego tiene también como objetivo "evitar la amenaza de una venganza", ante la posibilidad de que los militares desplegados en la zona actuaran contra la población civil en respuesta a este tipo de ataques por parte de insurgentes.
En esta línea, el primer ministro etíope ha recalcado que hay pruebas sobre clérigos que portaron armas y que incitaron a las comunidades locales a alzarse contra el Ejército, así como del enterramiento de armamento en iglesias durante falsas ceremonias funerarias.
Asimismo, ha destacado las inversiones del Gobierno para reparar infraestructuras y mejorar las condiciones de vida de la población y ha criticado que "nadie felicitara" a Adís Abeba por ello. "Lo único que ha recibido el Gobierno son acusaciones infundadas de parte de la gente de la región y fuerzas externas".
"La retirada del Ejército y la decisión del alto el fuego unilateral da una oportunidad a la comunidad para ver las diferencias entre el Ejército y la junta y decidir qué hace después", ha argüido. "Tenemos otros asuntos prioritarios en otras partes del país. Así, ahorramos dinero, fuerza de trabajo y armas para este propósito", ha zanjado.
Las palabras de Abiy van en la línea de las pronunciadas por Bacha Debele, un oficial del Ejército que compareció el miércoles en rueda de prensa, en la que sostuvo que las TDF no suponen una "amenaza" y que el repliegue tiene lugar para hacer frente a otra amenaza", en medio del aumento de las tensiones con Sudán.
Las autoridades etíopes habían evitado hasta ahora pronunciarse sobre la toma de Mekelle y habían rechazado las informaciones sobre los avances del grupo en la región de Tigray durante los últimos días, que incluyen su entrada en la estratégica ciudad de Shire.
El Ejército negó además la semana pasada estar detrás de un bombardeo contra un mercado en la localidad de Togoga que habría dejado decenas de víctimas mortales y aseguró que el objetivo eran miembros del TPLF, al que Adís Abeba ha declarado como un grupo terrorista.
La ofensiva contra el TPLF arrancó en noviembre de 2020 tras el citado ataque contra la base militar y después de un drástico repunte de las tensiones entre la formación y el Gobierno central. El conflicto ha provocado una grave crisis humanitaria, en medio de denuncias sobre abusos cometidos por las fuerzas gubernamentales y eritreas en sus operaciones.