MADRID 22 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Papa Francisco, fallecido el 21 de abril a los 88 años, escribió el pasado 7 de febrero el prefacio para el libro del arzobispo emérito de Milán, cardenal Angelo Scola, titulado 'En espera de un nuevo comienzo. Reflexiones sobre la vejez'. "La muerte no es el fin de todo sino un nuevo comienzo", señala el Pontífice.
Así lo ha dado a conocer este martes Vatican News, que ha informado de que el volumen, de Librería Editrice Vaticana, estará en las librerías a partir del jueves 24 de abril.
En el prefacio, recogido por Europa Press, Francisco afirma leer "con emoción" las páginas nacidas del "pensamiento" y del "afecto" de Angelo Scola, a quien expresa su agradecimiento por "esta reflexión que combina experiencia personal y sensibilidad cultural como pocas veces" ha leído.
El Papa toma de las reflexiones de Angelo Scola "algunas ideas que están particularmente en línea" con lo que su experiencia le ha hecho comprender. Angelo Scola habla de la vejez, de su vejez. Francisco afirma que "no hay que tener miedo a la vejez, no hay que tener miedo de abrazar el envejecimiento, porque la vida es vida y edulcorar la realidad significa traicionar la verdad de las cosas".
Para el Pontífice, "devolverle el orgullo a un término que a menudo se considera insano es un gesto" por el que hay que estar agradecidos al cardenal Scola. "Porque decir 'viejo' no significa 'tirar a la basura', como a veces lleva a pensar una cultura degradada del usar y tirar. Decir viejo, en cambio, significa decir experiencia, sabiduría, conocimiento, discernimiento, reflexión, escucha, lentitud ¡Valores que necesitamos desesperadamente!", sostiene en el texto.
"Es cierto que envejecemos, pero ese no es el problema: el problema es cómo envejecemos. Si vives este tiempo de la vida como una gracia, y no con resentimiento; Si acogemos con sentido de gratitud y de reconocimiento el período (incluso largo) en el que experimentamos la disminución de las fuerzas, el cansancio creciente del cuerpo, los reflejos ya no son los mismos que los de la juventud, y bien, también la vejez se convierte en una edad de vida, como nos enseñó Romano Guardini, verdaderamente fecunda y capaz de irradiar el bien", escribe Francisco.
"IMPORTANCIA FUNDAMENTAL" DE LOS ABUELOS
El Papa indica asimismo que Angelo Scola destaca "el valor humano y social de los abuelos". "He subrayado repetidamente que el papel de los abuelos es de importancia fundamental para el desarrollo equilibrado de los jóvenes y, en última instancia, para una sociedad más pacífica, porque su ejemplo, sus palabras, su sabiduría pueden inculcar en los más jóvenes una visión de largo plazo, la memoria del pasado y el anclaje en valores que perduren", añade.
A su juicio, en el "frenesí" de las sociedades actuales," a menudo entregadas a lo efímero y al gusto malsano por las apariencias, la sabiduría de los abuelos se convierte en un faro que brilla, ilumina la incertidumbre y da dirección a los nietos que pueden sacar de su experiencia un "más" respecto a su vida cotidiana".
El Obispo de Roma asegura que las palabras que Angelo Scola dedica al tema del "sufrimiento", que a menudo aparece con la vejez y con la muerte, son "joyas preciosas de fe y de esperanza". "En los argumentos de este hermano obispo escucho ecos de la teología de Hans Urs von Balthasar y de Joseph Ratzinger, una teología 'hecha de rodillas', impregnada de oración y de diálogo con el Señor", explica.
"Por eso, decía más arriba, que estas son páginas que nacen del 'pensamiento y del afecto' del cardenal Scola: no sólo del pensamiento, sino también de la dimensión afectiva, que es a lo que se refiere la fe cristiana, siendo el cristianismo no tanto una acción intelectual o una elección moral, sino más bien el afecto a una Persona, ese Cristo que vino a nuestro encuentro y decidió llamarnos amigos", matiza Francisco el prefacio del libro del cardenal.
El Papa manifiesta que la misma conclusión de estas páginas de Angelo Scola, que son "una confesión sincera de cómo se prepara para el encuentro final con Jesús", confiere "una certeza reconfortante: la muerte no es el fin de todo, sino el comienzo de algo". "Es un nuevo comienzo, como sabiamente lo destaca el título, porque la vida eterna, que los que aman ya experimentan en la tierra dentro de las ocupaciones de cada día, es el inicio de algo que no tendrá fin. Y es precisamente por eso que es un 'nuevo' comienzo, porque experimentaremos algo que nunca hemos experimentado plenamente: la eternidad", concluye.